martes, 17 de septiembre de 2013

El estrés: un problema prehistórico



                                                             http://s3.amazonaws.com/webjam-upload/stress1propertybilddaten___a81c3334569a48a989a434797994eff3(330x351)__32__.jpg


Muchas de las personas que, hoy por hoy, deciden acudir a la consulta de un psicoterapeuta lo hacen para poder solucionar sus problemas de estrés. Unos problemas que pueden tener orígenes de lo más diversos y verse acentuados por multitud de circunstancias externas que impiden que el paciente encuentre la raíz real de su situación.

No obstante, conviene recordar que, tal y como indican diversos expertos, las situaciones de estrés y los problemas derivados de él no son exclusivos del siglo XX o XXI, ni tan si quiera de la era actual.

De hecho, y aunque los hombres prehistóricos no estaban sometidos al estrés laboral que existe hoy en día, las situaciones de peligro y la lucha por la supervivencia les hacía desarrollar reacciones y mecanismos prácticamente idénticos a los que se desarrollan en las actuales circunstancias de tensión.

En sí, la palabra estrés define el momento en el que el cerebro pone en marcha unos mecanismos que hacen funcionar los músculos para huir cuando se detecta un peligro. Y este peligro, teniendo en cuenta el momento que se viva, puede ser cualquier animal salvaje al que se enfrentaban los humanos prehistóricos, un problema que un trabajador no puede resolver pese a las exigencias de su jefe o el tener que hacer frente a responsabilidades que no se pueden o no se quieren asumir.

Sin embargo, los psicólogos indican que el problema no es el estrés en sí, sino el exceso del mismo. Incluso muchos profesionales recomiendan vivir con pequeñas dosis de estrés porque favorece que el cuerpo desarrolle algo parecido a una "defensa" y afronte con mayores garantías situaciones más complicadas y que puedan generar más nerviosismo.

Igualmente, hay que recordar a todos los pacientes que presenten cuadros de ansiedad o estrés –son patologías similares pero no idénticas debido al componente de espera y nerviosismo que presenta la ansiedad y que no siempre aparece en el estrés- que conviene cuidar la alimentación, respirar profundamente y de forma completamente consciente y realizar ejercicio de forma regular para liberar la tensión acumulada.

miércoles, 4 de septiembre de 2013

Respuesta a la Ansiedad





Las respuestas que desencadena la ansiedad, tienen como objetivo la adaptación del ser humano a su medio, provocando cambios a nivel psicológico y fisiológico en la persona.
Pero cuando dichos cambios resultan perjudiciales para el individuo y lo afectan en lo personal, familiar, social, laboral u otras áreas, entonces estamos ante una patología.

Los ataques de ansiedad pueden desencadenarse debido a factores biológicos, psicológicos o circunstanciales, como: desajustes cerebrales, experiencias traumáticas, conductas aprendidas, predisposición, dificultades de adaptación.

Hay elementos externos que pueden ocasionar cierto grado de ansiedad, como el alcohol, las drogas, la cafeína en exceso. También algunas enfermedades médicas pueden ocasionar ataques de ansiedad.

Los síntomas de la ansiedad pueden confundirse con otras enfermedades o trastornos, por lo cual es necesario que un profesional la diagnostique apropiadamente.

Descripción de los ataques de ansiedad
Cuando una persona está experimentando un ataque de ansiedad, puede padecer una sensación de terror injustificado. Uno de los problemas con este trastorno es que la persona no tiene manera de anticiparse al ataque, lo cual les ocasiona serias aflicciones y gran preocupación ante la posibilidad de que otro ataque se presente.

Entre los síntomas más frecuentes de los ataques de pánico están las palpitaciones, la sudoración, mareos y debilidad. También puede aparecer un hormigueo o entumecimiento físico, escalofríos y tal vez sofocón. Es frecuente que aparezca un dolor en el pecho que haga pensar que se trata de un infarto, pérdida de la cordura o que se está al borde de la muerte.

Si bien un ataque de pánico puede aparecer a cualquier hora, por lo regular duran entre dos y diez minutos. Los ataques de ansiedad requieren de tratamiento, porque de lo contrario, pueden engendrar fobias ligadas a las situaciones o lugares relacionados con los ataques de ansiedad sufridos.
Existe la posibilidad de que quienes sufren de ataques de ansiedad, también desarrollen agorafobia, aunque esto se puede evitar con un tratamiento oportuno.