Uno de los motivos más comunes por el que las
personas se sienten insatisfechas con su profesión es porque han elegido mal la
carrera. Según el economista Neil Howe, solo el 5% de las personas elige bien
al primer intento. A estas personas les llama “arrancadores rápidos” porque se
han apresurado demasiado al elegir, y les describe como menos creativos y más
apegados a los convencionalismos. De hecho, el principal error en el momento de
elegir una carrera es no escuchar tu voz interior, elegir basándote exclusivamente
en las expectativas sociales.
¿Cuál es el secreto para elegir una profesión
que realmente te llene?
Elegir un estilo de vida, no una mera
profesión. No se trata de lo que quieres estudiar, sino de la persona que
quieres ser. Antes de elegir una carrera, deberías conocer a profesionales del
sector que se desenvuelvan en diferentes contextos para que descubras cuál es
su estilo de vida. Luego, pregúntate si esa es la vida que quieres para
ti.
No obstante, no cometas el error de fijarte
solo en el resultado final, en el éxito alcanzado, porque a menudo detrás de
esa “vida cómoda” se esconden años de sacrificios. Fíjate en el camino
recorrido y pregúntate si estarías dispuesto a seguir sus pasos, sobre todo
teniendo en cuenta que a veces lo más importante no es lo que logras, sino la
persona en la que te conviertes mientras lo intentas.
Cinco preguntas para
encontrar la carrera perfecta para ti
1. ¿Qué se te da bien?
Se trata simplemente de seguir tu pasión. Si
amas tu profesión, no tendrás que trabajar ni un solo día de tu vida. Cuando
algo te apasiona realmente, te entregas en cuerpo y alma, por lo que ningún
obstáculo será lo suficientemente grande como para interponerse en tu
camino.
El problema es que, en el momento de elegir una
carrera, muchos jóvenes no tienen una pasión clara, se sienten perdidos en una
especie de “laberinto de pasiones”. En ese caso, es normal que el miedo a
equivocarte o a no hacer las cosas bien te paralice. En otros casos, sus
aspiraciones son demasiado amplias y difíciles de concretar.
Tanto en un caso como en otro, un buen punto
de partida es centrarte en las cosas que te gustan y que se te dan bien.
¿Quieres ser el próximo Sigmund Freud? Investiga qué se necesita para ser un
buen psicólogo. Haz un “inventario de habilidades” que se convierta en una
lista de verificación.
¿Eres empático con las personas? ¿Puedes
lidiar con los problemas ajenos sin que estos afecten tu equilibrio emocional?
¿Te gusta leer mucho? ¿Sientes curiosidad por el funcionamiento del cerebro
humano? ¿Te gusta ayudar a las personas? Si las respuestas son positivas,
podrías valorar la Psicología.
2. ¿Dónde quieres vivir?
Hace años, antes de la crisis económica, esta
pregunta no era tan importante pero ahora es trascendental. De hecho, no es
casualidad que muchos jóvenes estén emigrando hacia otros países en busca de
mejores oportunidades profesionales.
Por eso, es fundamental que antes de elegir
una profesión, valores el mercado laboral de tu país. ¿Esa profesión tiene
futuro o te verás obligado a emigrar para encontrar el trabajo de tus sueños?
Algunas profesiones también pueden obligarte a viajar con frecuencia. ¿Estás
dispuesto a hacerlo o prefieres echar raíces?
Este discurso también se aplica a los años de
estudio. ¿Estás dispuesto a irte a otra ciudad para estudiar en una universidad
más prestigiosa o prefieres quedarte en casa? Ahora existen carreras que se
pueden estudiar completamente online, como el Grado de Psicología de la Universidad Isabel I,
que permiten ahorrar y, a la vez, compaginar tu vida cotidiana con los
estudios. En ese caso, debes preguntarte si tienes la fuerza de voluntad
necesaria como para seguir los cursos durante cuatro años.
3. ¿En qué entornos te sientes a gusto?
Nadie es una isla completa en sí mismo, el
trabajo implica que debes relacionarte con otras personas, en diferentes
entornos. Y dado que la Inteligencia Emocional es una competencia clave para
tener éxito a nivel profesional, es importante que no solo te preguntes qué te
apasiona sino también en qué entornos te sientes a gusto, ya que de ello
dependerá tu eficacia.
¿Cuál es el entorno que mejor se adapta a tu
personalidad? ¿Qué necesitas para ser productivo y dar lo mejor de ti? ¿Te
sientes cómodo trabajando rodeado de gente y en contacto directo con el público
o prefieres trabajar en grupos pequeños?
Una persona introvertida, por ejemplo, se
sentirá más atraída por profesiones que le permitan trabajar sola, como puede
ser la programación. Alguien extrovertido estará encantado de trabajar con el
público y disfrutará del trabajo en equipo.
4. ¿Te centras en la prevención o la
promoción?
Estar motivados es un aspecto esencial para
sentirse satisfechos con una profesión. Y aunque la motivación varía mucho de
una persona a otra, podemos hacer referencia a dos grandes tipologías: personas
centradas en la promoción y personas centradas en la prevención.
Los profesionales centrados en la promoción
son emprendedores y creativos, trabajan con rapidez, captan las nuevas
oportunidades, asumen riesgos y tienen un pensamiento muy abstracto. Sin
embargo, también suelen ser impulsivos y excesivamente optimistas, lo cual les
puede llevar a cometer errores.
Los profesionales centrados en la prevención
funcionan de forma opuesta. Prefieren mantener el status quo y trabajan para
protegerlo. Estas personas planifican todo en detalle, tienen un pensamiento
muy analítico y son fiables y rigurosos. Sin embargo, también son más rígidos,
trabajan más despacio y no son propensos a asumir riesgos.
Saber cuál es tu focus dominante te permitirá
evaluar mejor las opciones de carreras. Si te centras en la promoción puedes
elegir áreas artísticas o en las que los productos y servicios cambien
rápidamente, como la informática y la tecnología. Si te centras en la
prevención, es mejor que apuestes por profesiones que brinden más seguridad y
estabilidad, como el derecho, la contabilidad y la medicina.
5. ¿Qué estilo de vida quieres llevar?
Pasamos muchas horas de nuestra vida
trabajando, por lo que la elección de una carrera determinará, inexorablemente,
nuestro estilo de vida. Por tanto, es importante que te imagines cómo será tu
vida dentro de 5, 10 y 20 años. Cierra tus ojos y visualiza cómo será tu
trabajo y qué habrás alcanzado en tu profesión.
Debes pensar en aspectos como: la cantidad de
tiempo que podrías tener a tu disposición para dedicarlo a tu familia, al relax
o a tus otras pasiones, el salario que podrías llegar a ganar y lo que este te
permitiría construir.
Como se ha demostrado que no somos muy
precisos prediciendo cómo nos sentiremos en el futuro, debes intentar ser lo
más objetivo posible. Hay muchos jóvenes que han comenzado a estudiar muy
entusiasmados para después descubrir que odiaban esa profesión. Por eso,
imagina el mejor y el peor escenario posible. Y asegúrate de sentirte cómodo en
ambos antes de elegir una carrera.