lunes, 28 de noviembre de 2011

Encuentro Federación Andaluza "ALBA Andalucía", "Retos de la Ciencia"

Este fin de semana, 25 y 26 de noviembre, la Federación andaluza Alba Andalucía ha organizado un encuentro en Córdoba, con el nombre "Retos de la ciencia" y han tratado las últimas perspectivas y enfoques en la ciencia para la investigación y tratamiento de la Fibromialgia y SFC.

Entre muchos temas, se han tratado:
- “Impacto del síndrome de fatiga crónica en el año 2011”
- “Fibromialgia y estrés oxidativo. Influencia del aceite de oliva”
- “Hacia un enfoque medico integrador de los síndromes de sensibilidad central”
- “Alternativas al tratamiento farmacológico convencional en pacientes con fibromialgia. Sociedad Andaluza del Dolor”
- “Condición física y composición corporal como herramientas complementarias de diagnóstico de fibromialgia”

En estas jornadas se ha podido ver el impacto y las nuevas perspectivas terapéuticas que se pueden aplicar a esta enfermedad (Fibromialgia, Síndrome de Fatiga Crónico).

Desde este blog, animamos a que continúen iniciativas como esta (entre otras), con el fin de que esta patología deje de ser una desconocida y se pongan más recursos, para tener así más apoyo estos pacientes, que a fecha de hoy son insuficientes. Con jornadas como estas, e iniciativas similares, y aunando esfuerzos, tanto pacientes y asociaciones, como profesionales, conseguiremos entre todos ganarle la batalla a esta enfermedad.

viernes, 25 de noviembre de 2011

Terapia de Valores

Aproximaciones como la Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT, por sus siglas en inglés) plantean el compromiso del paciente con sus valores como parte del proceso y ha sentado las bases para utilizarlos en la terapia. Los valores no serían solo un filtro o modelaje de la relación terapéutica sino simplemente el eje del proceso. En terapia, se persiguen objetivos en línea con esos valores, que puede ser necesario en un primer paso clarificar y después activar.
La ACT, no exenta de críticas, se enmarca en la tercera ola de terapias de conducta, que acepta influencias de la filosofía y de tradiciones milenarias. Así, la con la primera recogeríamos las primeras terapias de conducta que dotaban de cientificidad la práctica clínica psicológica, ya que en el cambio de siglo XIX a XX imperaban los modelos psicodinámicos. Con la segunda ola ya nos referimos a las terapias cognitivo conductuales, que se centran no solo en la conducta observable sino en el pensamiento, los eventos privados (pensamientos, creencias, emociones) pueden ser modificados y así cambiará la conducta en base a unos objetivos clínicos prefijados, básicamente para adaptarse mejor al medio ambiente para sufrir menos.
Aquí es donde la ACT imprime un cambio de rumbo, no es tan importante modificar lo que nos produce malestar, eliminarlo o evitarlo (moviéndonos en lo que se ha dado en llamar 'Trastorno de Evitación Experiencial; TEE) si no que podamos tener la suficiente flexibilidad para convivir con un ambiente que no podemos controlar y unos eventos internos que son más soportables de lo que pensábamos, y que los intentos de control de esos eventos son parte fundamental del malestar. De hecho, esos eventos acaban protagonizando el día a día de la persona, en vez de que esta rija su vida en base a sus valores.
El alejamiento de los valores o la contradicción con ellos, provoca sufrimiento y alienación. La ACT propone al cliente aceptar el reto de cambiar lo que se puede cambiar y aceptar lo que no se puede cambiar. A comprometerse a caer y levantarse y a volver a seguir los pasos de sus valores. A enfrentar el conocido intento de control de los eventos internos o externos con la novedad de la aceptación de los mismos.
La ACT pertenece al grupo de terapias contextuales en las que la aceptación de los procesos psicológicos, los valores de la persona y del terapeuta o el autoconocimiento son parte fundamental del proceso de terapia. Desde el budismo hasta el humanismo nos aconsejan separar lo que somos de lo que pensamos, mientras que en nuestra cultura se ha centrado más en el sentimiento negativo que, dada la unicidad de la persona, impregna sin remedio todo el pensamiento y toda la conducta.
Todas las personas tenemos valores, con etiquetas más o menos similares y en número más o menos variable. No es posible no tener valores. Incluso las personas que no han recibido una educación en valores o no han tenido un modelo de valores, construirán a lo largo de su vida su propio repertorio.
El primer paso es la clarificación de valores de la persona que tenemos en la consulta, sin dejar de lado los valores del terapeuta que debe tener previamente clarificados y ser capaz de identificar cuales de ellos se están activando en cada momento pudiendo incluso entorpecer el proceso terapéutico. El terapeuta ya no es neutro. El terapeuta ahonda en su autoconocimiento e identifica entre sus valores aquellos que más necesita realizar para potenciar una relación terapéutica no solo más eficiente si no también más satisfactoria.
Es difícil pensar que un instrumento psicométrico, una escala o un inventario de valores nos puede ayudar ya que más bien la persona debe construir los suyos a lo largo de su vida, con más o menos influencias.
Ante la dificultad de trabajar con inventarios de valores, podemos trabajar con dominios en los que cada persona apuesta en función de sus valores: la familia, la pareja, el trabajo, la formación, el ocio, la espiritualidad, la amistad, la salud... Y en cada uno de los puntos de esta no exhaustiva lista, el cliente irá dando pistas sobre sus valores. Tanto el objetivo final como todo el proceso de terapia irá en línea con ellos.
A continuación comento algunos valores para utilizarlos como hilo conductor en la terapia, con la premisa del respeto incondicional a cualquier posicionamiento del paciente:
- Familia: para muchas personas, la familia es el valor más importante. Está por encima de todo, y está en todo. Si se detecta este valor, la familia ha de estar tanto en el objetivo de tratamiento como en el mecanismo de acción. Habrá un análisis de la familia, unas tareas para la familia...
- Honestidad: la honestidad incide directamente en la salud, ya que aporta transparencia, armonía, paz, pero a la vez compromiso ya que empezamos por ser honestos con nosotros mismos, no engañarnos, cumplir nuestros compromisos y afrontar la solución de nuestros problemas. Es decir, con un solo valor prevenimos y además intervenimos
- Generosidad: básica para la felicidad. Si buscamos el bienestar del otro, recibimos gratificación doble: ver al otro mejor y el otro nos devuelve como un espejo bienestar. Ser generoso para ser egoísta. En el mejor de los sentidos. Pero sobretodo ese desapego que favorece la generosidad nos ayuda a no ver problemas donde no os hay, a relativizar, a apreciar, a agradecer.
- El perdón y la gratitud, sentimientos positivos. Aunque relacionados con valores cargados de un matiz religioso o espiritual, son básicos para nuestra salud, para nuestra confianza: nos colocan en un estado positivo, asumimos, aceptamos lo que pueda ir mal y reconocemos lo que va bien.
- La fe cura, también con connotación religiosa, pero estar convencido de que uno se va a curar es la mitad del camino, para cualquier tipo de terapia (incluida farmacológica, con el conocido efecto placebo), pero sobretodo interpersonal.
- Y la espiritualidad de cada uno, la confianza en la naturaleza, en la humanidad, son baza importante para el crecimiento personal, la para la mejora de nuestras condiciones actuales, sean trastornos, enfermedades o problemas socioeconómicos.
Como estos, muchos otros aspectos y valores positivos pueden ser el éxito de la terapia si se articulan adecuadamente: bondad, agradecimiento, amistad, simpatía, sencillez, naturalidad, fidelidad, esfuerzo, aprendizaje, apertura, respeto, ecuanimidad, aceptación incondicional .
A cada uno de los valores comentados, le podemos encontrar su contrario, y los identificaremos fácilmente con factores de riesgo para los problemas interpersonales y trastornos mentales.
Interroguemos a nuestros clientes y pacientes por sus valores. Ayudémosles a etiquetarlos y utilicemos su propia lista de valores. Algunas personas pueden necesitar ayuda para distinguir sus valores, de sus creencias o de lo que pueden ser virtudes, distinguir su ética de las expectativas de su entorno. Una vez conoce sus valores, tal como aprende a conocer sus sentimientos y distinguirlos de sus pensamientos, repasamos uno por uno, cual de ellos no se realiza en su vida actual o no ha podido realizar o actualizar hasta ahora. Y la tarea es hacerlo realidad y que ese valor forme parte de su vida. ¿Como hacerlo realidad o como no quebrantarlo? Por una parte, sus objetivos estarán en línea con esos valores, por otra parte, cualquier conducta del día a día, conducta en el sentido amplio, estará en línea con esos valores. Tras un esfuerzo inicial, de aprendizaje, de refuerzo, de equivocarse, y de volver a empezar, se consigue un cambio que se mantiene y realimenta en base a los mismos parámetros. Los valores cambian poco a lo largo de la vida de una persona (pocos valores cambian y en pocas ocasiones), por lo que es una inversión segura.
Además, tenemos una oportunidad de mejorar nuestra sociedad interviniendo en valores positivos.

jueves, 10 de noviembre de 2011

Pautas para padres de niños con asperger

En primer lugar cabe destacar el perfil que cumplen estos menores. Se trata de niños con rasgos de espectro autista que se manifiestan sobre todo en las deficiencias del desarrollo de las habilidades sociales.
Además haciendo mención a su pseudónimo de autismo de alto funcionamiento, cabe destacar que, al contrario que en los autismos, el trastorno Asperger no va a tener limitadas sus funciones cognitivas a priori.
Los padres de estos niños se percatan de que algo va mal en el desarrollo de éstos, cuando ya desde bebés, no mantienen la mirada hacia sus semejantes, no prestan atención, no dirigen su mirada hacia los objetos y seguidamente a los adultos para que éstos se los faciliten, son poco expresivos a nivel facial, etc.
Cuando acuden al colegio por primera vez, a menudo que transcurra el tiempo las diferencias se irán haciendo más notables en cuanto al nivel de socialización que adquieren los niños en estas etapas evolutivas.
Los padres y educadores se encontrarán pues, que éstos niños a diferencia del resto prefieren jugar solos, no atenderán temas que no les parezcan interesantes (por este motivo es importante dar un refuerzo escolar cuanto antes, adaptado a sus necesidades), y sobre todo, percibirán en ellos que sus conductas sociales pueden estar ausentes o desmedidas según la ocasión.
En este sentido verán también acrecentada su "testarudez" caracterizada en querer jugar o hacer lo que ellos quieren y cómo ellos deseen.
En sus habilidades sociales a simple vista se observarán conductas sociales inapropiadas al momento, como por ejemplo risas que no proceden para un caso en cuestión, llanto que no se adecua al momento vivido en ese instante, etc.
Lo más importante en estos niños y lo que determinará su desarrollo en un futuro es el tipo de educación y apoyo social y familiar que reciba.
PAUTAS EN EDUCADORES Y FAMILIA
Adecuar la materia a impartir es fundamental, ya que estos niños poseen una intolerancia al aburrimiento que conlleva una falta de atención.
Con lo cual digamos que, por ejemplo al aprender las vocales, podemos hacer la materia más atractiva involucrando al niño con lo expuesto. Puede recortar y pintar las vocales asignándole un sexo y una voz para asociar cada una por separado, lo mismo con los números etc.
Además es sumamente importancia seguir una rutina ya que su aprendizaje y estado de ánimo dependerán en gran medida de la seguridad que obtengan. La rutina aporta esta seguridad, en el sentido de que sepan que lo que van a hacer lo conocen y controlan.
En esta línea una característica muy típica e importante en estos niños es la intolerancia al fracaso. La apreciarán cuando le presenten una tarea desconocida y que no se vea capaz de realizar de manera efectiva. Notarán en este sentido una frustración manifestada en enfado y descenso de la autoestima.
Por esto es importante ir incrementando el nivel de las tareas de manera gradual y evitar en todo caso tareas que se sospeche no harán correctamente.
Este punto es debido a que son niños muy perfeccionistas.
La diferencia entre un buen educador, que adapte sus enseñanzas a este tipo de niños, que sea comprensivo para con el trastorno, y refuerce día a día la autoestima; y un educador inadecuado será muy importante en la educación y desarrollo de éstos ya que, en ocasiones podremos llegar a ver verdaderos genios en la materia que le apasione.
Algunas celebridades, científicos, premios nobel, artistas consagrados, etc fueron diagnosticados de Síndrome de Asperger. El motivo de sus logros es debido a que son personas muy constantes y perfeccionistas en las temáticas que les interesan.
La familia aportará un apoyo emocional y social para reforzar el comportamiento del niño.
Es importante que se adapten al problema ya que, al igual que ocurre en padres de niños autistas, sufren variaciones en el estado de ánimo al no percibir muestras de afecto con normalidad por parte de sus hijos.
Es doloroso decirle a tu hijo que le quieres y ver que ni te mira a los ojos y se pone a hacer otra cosa. Es importante saber que estas cuestiones, aunque no siempre tienen que ocurrir, sí que son habituales en estos niños y los padres tienen que ser conscientes de las limitaciones sociales de sus hijos, ya que es la característica principal que definirá este trastorno.
CONCLUSIONES
Cabe por último aconsejar a los padres a que acepten a su hijo tal y cómo es. Para eso si es necesario soliciten ayuda, ya que será muy importante indirectamente en los hijos.
Aunque carezcan de habilidades sociales no quiere decir que no quieran a sus padres y resto de familia y amigos.
Con esfuerzo y dedicación pueden llegar a tener una etapa adulta en la que muestren sus habilidades sociales cada vez menos forzadas o actuadas.