Hay personas que nos transmiten muy buenas vibraciones y nos
llenan con su optimismo para alegrarnos el día. Sin embargo, hay otras que nos
desgastan a golpe de pesimismo, inmadurez o egoísmo. Se trata de chantajistas
emocionales, personas dependientes que extraen nuestra energía vital y la usan
para alimentar su negatividad.
El problema radica en que los dependientes emocionales no
solo nos provocan una molestia momentánea sino que, a fuerza de relacionarnos
con ellos día tras día, nos provocan un gran estrés y desgaste, no solo a nivel
emocional sino incluso físico. De hecho, no podemos olvidar que las emociones
son contagiosas y que los estados emocionales negativos mantenidos a
lo largo del tiempo pueden dar pie a numerosas enfermedades. Por eso, el primer
paso para lidiar con los dependientes emocionales, consiste en aprender a
distinguirlos.
Tipos de Personalidades Dependientes
Emocionales
Las personas que se alimentan de la energía de los demás
suelen recurrir a la manipulación
emocional para lograr sus objetivos.
Se acercan al otro solo para extraer su energía y vaciar su carga de
negatividad, una vez que lo logran, van a por su siguiente víctima sin sentir
pena ni remordimientos. Y es que estas personas tienen muy poca empatía, son
extremadamente egoístas y no son capaces de ponerse ni por un segundo en el
lugar del otro.
No obstante, existen diferentes tipos de personalidades
dependientes emocionales, todos no operan de la misma manera:
1. Los Pesimistas. Se trata de la típica persona que ve el mundo de color
gris, para ella todo es negativo y hacerle ver que en realidad no es así es una
misión imposible ya que siempre tiene a mano un argumento para demostrar que su
vida y el mundo no merecen la pena. Si mantenemos una relación prolongada con
esta persona puede terminar haciéndonos adoptar su perspectiva negativa y
pesimista, robándonos nuestras ganas de vivir y esperanzas.
2. Los Catastrofistas. Esta persona va más allá del pesimismo, para ella cualquier
hecho adquiere proporciones negativas colosales. Su conversación gira
exclusivamente sobre las catástrofes y desgracias que han ocurrido o pueden
ocurrir, incluso si son bastante improbables. Para esta persona vivir significa
enfrentar una larga cadena de peligros inminentes por lo que apenas diez
minutos de conversación termina agotándonos y solo sirve para contagiarnos esa
visión distorsionada del mundo.
3. Los Quejicas. Se trata de la típica persona que
se queja por todo, se queja cuando llueve y cuando hay sol también,
cuando su economía va mal y cuando va bien. En ella nunca encontrarás apoyo
porque cualquier problema que tengas, siempre será infinitamente menor que el
suyo. De hecho, te usa como un paño de lágrimas pero nunca está dispuesta a
escucharte cuando lo necesitas. Es probable que un día te acerques a ella con
un problema pero termines consolándola porque se le ha secado la hierba del
jardín.
4. Los Criticones. Esta persona siempre tiene algo que objetar a todo lo que
dices pero no lo hace con buenas intenciones sino tan solo para despertar en ti
un sentimiento de inferioridad, aunque siempre afirma que lo hace “por tu
bien”. Pasar un día con esta persona implica escuchar un rosario interminable
de críticas porque nada le parece bien, desde la cena hasta la película, sin
olvidar tu comportamiento. Su rigidez a la hora de valorar cualquier cosa es
simplemente irritante y agotadora.
5. Los Sarcásticos. Esta persona se esconde detrás de una broma para lanzar su
dardo envenenado. A primera vista sus palabras pueden resultar chistosas pero
en realidad encierran un comentario sarcástico y hasta cruel pero la trampa
radica en que no puedes ofenderte porque “se trata solo de una broma”. Su
principal objetivo es minar tu autoestima lanzando una serie de comentarios
irónicos que terminan golpeando donde más duele. Relacionarse con este tipo de
personas es como estar continuamente en una batalla, a la espera del próximo
golpe.
6. Los Agresivos. En este caso, la persona reacciona de manera
desproporcionada y violenta ante el menor estímulo. Cualquier palabra o el más
mínimo gesto pueden provocar una tormenta por lo que sientes que estás
caminando continuamente sobre la cuerda floja. Al verte obligado a medir cada
frase y calibrar cada gesto, relacionarte con ella es profundamente
agotador.
7. Los Indefensos. Se trata del dependiente emocional más difícil de reconocer
ya que no resulta agresivo, al contrario, necesita constantemente que le ayuden
porque no es capaz de valerse por sí mismo. Sientes tanta pena que te pones a
tu disposición pero llega el punto en el que sus problemas han consumido todas
tus energías. Se trata de una persona que roba tu tiempo, invade tu espacio y
daña tus relaciones interpersonales pero cuando le necesitas, se olvida
completamente de ti.
¿Cómo actúan las personas dependientes a nivel emocional?
Para ejercer su poder, los dependientes emocionales
necesitan dos condiciones esenciales: cercanía y tiempo. Es decir, necesitan
establecer determinados lazos emocionales con la persona para conocer sus
puntos débiles y poder guiarla por sus derroteros. Por eso los dependientes
emocionales más dañinos son los que se encuentran en nuestro entorno más
cercano, como los familiares, amigos o incluso la pareja. Además, mientras más
cercanos y más estrecha sea la relación, más difícil nos resultará descubrirlos
y más daño nos causarán.
A menudo estas personas humillan o ningunean a su víctima
pero siempre tienen una excusa o una coartada a mano para explicar su propia
versión de los hechos y hacerse pasar por buena gente. De hecho, ante los ojos
de los demás incluso pueden adoptar el rol de víctimas, cuando en realidad son
el verdugo.
No obstante, vale aclarar que en muchos casos este patrón de
comportamiento no es consciente. Es decir, el dependiente emocional se comporta
así de manera automática, sin pensar demasiado en las consecuencias de sus
actos, porque es la única forma de relacionarse que conoce, un estilo
relacional que quizás aprendió de sus padres o que desarrolló como un mecanismo de
defensa a partir de situaciones traumáticas que vivió en el pasado.
Obviamente, el hecho de que no sean plenamente conscientes
de que te están robando la energía no es razón para que dejes que continúen
operando impunemente. Por eso, si rehúyes a una persona sin saber muy bien por
que, si te cuesta devolver una llamada o si la sola idea de encontrar a alguien
ya te resulta agotadora, es probable que te encuentres ante un dependiente o
chantajista emocional. Activa tu radar y no caigas en su tela de araña.
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