Algunas personas son capaces de agotar
tus reservas de optimismo y buenas vibraciones.
En
esta vida te habrás encontrado con personas que te transmiten buenos valores y
actitudes positivas y que te contagian de su positividad y
alegría. Normalmente, tendemos a querer ser amigos y
estar cerca de este tipo de personas, por razones más que obvias.
No obstante, existe otro tipo
de individuos que tienden a debilitar nuestro estado
emocional. Las razones por las cuales las personas tóxicas hacen
florecer las malas sensaciones en otras personas son muy variadas: pesimismo, egocentrismo, narcisismo,
inmadurez, falta de empatía…
Personas Tóxicas, Chantajistas
Emocionales o “Lobos con piel de Cordero”: personas que crean malestar por ahí donde
pasan
Individuos que,
inconscientemente o no, tienen
la habilidad de sustraer la energía y el buen ánimo a las personas que le
rodean, creando un halo de negatividad.
El principal problema que
causan estas personas es que no solo son capaces de enturbiar el ambiente
durante lo que dure su presencia, sino que, a medida que nos relacionamos con
ellos de forma cotidiana, nos acaban generando altas cotas de estrés y fatiga emocional.
Debemos tener en cuenta que el estado
emocional de las personas que nos rodean acaba por
afectarnos: las emociones se
contagian, para bien o para mal. Y cuando se da la circunstancia de que estamos
manteniendo emociones negativas durante cierto tiempo, los problemas
psicológicos (y hasta algunos trastornos)
pueden empezar a aparecer.
Es por esta razón que, si no
tenemos más remedio que convivir con una persona tóxica, es preciso que
aprendamos a detectar sus rasgos distintivos y sepamos hacer frente a sus malas
vibraciones.
Las
7 personalidades típicas de las Personas Tóxicas
Los individuos que se nutren de
la energía emocional de los demás son propensas a manipular emocionalmente a sus ‘víctimas’ para poder así alcanzar sus metas
o propósitos. Suelen acercarse a las personas de su entorno para exteriorizar
su negatividad y aprovecharse de la energía de su interlocutor.
Además, una vez han vaciado sus
pensamientos y emociones negativas, abandonan el lugar de los hechos y se
disponen a abordar a otra persona que pueda servirles para descargar su
malestar.
Una
característica en común: falta de empatía
Se caracterizan por
tener muy poca empatía.
Se muestran claramente egoístas ya que utilizan la presencia de otra persona
para vaciar toda la negatividad acumulada, sin reparar en que esto generará
malestar y desazón a su interlocutor. No se ponen en el lugar de éste último.
Aunque tienen ciertos aspectos
en común, las Personas Tóxicas pueden adoptar varias
formas. Se han recopilado
un total de siete personalidades típicas en las personas que te
roban tu optimismo.
1.
Personalidad criticona
No solo se encarga de poner
pegas y mostrarse contrario a todo lo que hagas o digas, sino que su propósito
último es hacerte sentir inferior a él. Tú siempre estás equivocado y él sabe la verdad de
todo. Además, si le cuestionas su actitud, lo más normal es que se justifique
diciéndote que “solo quiere lo mejor para ti”.
Si permaneces cerca de esta
persona durante unas cuantas horas, te darás cuenta que gran parte de lo que
expresa son críticas, críticas y más críticas. Nada le parece bien,
y no me refiero solamente a cosas banales como la última película que ha visto
o la serie de televisión que está de moda, sino que no cesa en su empeño de
criticar tus ideas, tus gustos o tu conducta.
Este tipo de vampiro emocional
es tan intrasigente que
acaba resultando irritante y puede llevarte a un estado emocional pésimo. ¡Ten
cuidado que no te contagie y empieces a criticar tú también!
2.
Personalidad pesimista
El vampiro emocional también
puede adoptar la forma del pesimista empedernido.
Siempre ve la vida con el vaso medio vacío, se muestra apesadumbrado, todo le
parece negativo y te va a costar horrores convencerle de que está siendo
demasiado pesimista… porque siempre tiene preparado un contraargumento que
“demuestra” que la existencia no vale la pena.
Si te rodeas de este tipo de
persona, puede ocurrirte que acabes convenciéndote de que su visión de las
cosas es cierta y acabes siendo tú una persona pesimista,
llevándote a una actitud negativa, sin esperanza por mejorar y sin ganas de
mejorar la realidad ni de emprender tus proyectos.
3. Personalidad catastrofista
Los vampiros emocionales
también pueden ser tremendistas. Esta
personalidad lleva a un extremo el pesimismo, para ellos, cualquier hecho o
situación adquiere una magnitud apocalíptica.
Sus temas de conversación
preferidos versan sobre catástrofes y hecatombes que
han oído en el telenoticias o incluso en desastres que no han ocurrido pero
que, en su opinión convencida, podrían suceder.
Este tipo de vampiros creen
firmemente que la vida es hacer frente a una larga lista de peligros e
inminentes desgracias. Si tienes la mala suerte de coincidir con alguien así,
notarás como pronto te sientes agotado y, en el peor de los casos, podrías
empezar a incorporar a tus esquemas mentales algunas de sus paranoias.
4.
Personalidad quejica y victimista
Es el típico individuo que no para de quejarse por todo lo que le ocurre.
Tanto si las cosas les van mal como si les van bien, siempre tendrá motivos por
los que quejarse y hacerse la víctima ante ti.
En una persona victimista es muy
complicado encontrar apoyo emocional, puesto que ellos siempre
van a considerar que sus problemas son mucho más importantes que el tuyo. Es
probable que notes que el quejica descarga todos sus problemas cuando habláis,
pero pocas veces se muestra abierta a escucharte y ofrecerte su brazo cuando tú
lo necesitas a él.
5. Personalidad agresiva
Son personas que en
ocasiones suelen reaccionar de forma
violenta sin venir a cuento. Si
dices o haces algo que no les parece bien, puedes desencadenar su furia, por
ejemplo con un gesto que pueda ser malinterpretado o por un comentario que
sacan de contexto.
Sus reacciones son
desproporcionadas, tanto que puedes tener un problema grave si no tienes
cuidado con lo que haces. Por supuesto estar rodeado de una
persona que te obliga a medir al milímetro todo lo que haces o dices no es
positivo en absoluto para tu salud mental y emocional. Esta situación va a
hacer sentirte agotado a los pocos minutos de empezar una conversación con este tipo de personas.
6.
Personalidad sarcástica
Esta es una personalidad especialmente
molesta. A la persona sarcástica le
encanta lanzar ironías sobre ti, dardos envenenados, mientras se protege detrás
de la levedad de una "simple broma". De este modo, nadie puede
reprocharle su desplante, puesto que “tan solo era una broma..:”.
Aunque a veces sus comentarios
puedan resultar graciosos e ingeniosos, lo cierto es que a menudo sobrepasan los
límites del respeto y son crueles con las demás personas. Si te
expones mucho a una persona que emplea comentarios sarcásticos e hirientes,
puedes acabar con tu autoestima por los suelos. Además, es agotador: es como ser un soldado aislado en
territorio enemigo: solo te queda rezar para que las bombas no te caigan
encima.
7.
Personalidad pusilánime
Son personas con
características distintas a las seis demás personalidades que hemos descrito.
Es el chantajista emocional que mejor sabe pasar desapercibido,
puesto que su conducta no es histriónica ni agresiva, sino que se muestran
como seres desvalidos y sin capacidad para desenvolverse por sus propios medios.
Suelen causar lástima a los que
les rodean y consiguen que los demás centren su atención en ellos. Esto lleva a
un círculo
vicioso: se hace el pusilánime para llamar la atención,
consigue su propósito puesto que la gente los atiende y de este modo se sienten
reforzados en su actitud.
El pusilánime es un manipulador emocional puesto que demanda de tu atención y tus cuidados por vicio. Acaba por
robar tu valioso tiempo, tu espacio, y no es infrecuente que no aparezca por
ningún lado cuando eres tú quien le necesitas a él.
¿Cómo
se comportan las Personas Tóxicas?
Los manipuladores emocionales se
nutren de dos elementos para poder empezar a robar la energía emocional a
los que les rodean: tiempo y proximidad.
Es necesario que consigan establecer ciertos vínculos emocionales y de amistad
con la otra persona. A partir de ahí, suelen aprovecharse de sus puntos débiles
y se encargan de sacarles partido.
Por esta razón es difícil tener
un buen estado emocional si el vampiro emocional es una persona que forma parte
de nuestro círculo más cercano: familiares, amigos o tu pareja sentimental.
Cuanto más próxima es la relación, más te va a costar evitar sus efectos
nocivos.
El manipulador emocional sabe cómo zafarse
Es habitual que trate de humillar o ningunear a otras personas, pero se escudan muy a
menudo en justificaciones y pretextos para mostrar su
punto de vista y mostrarse ante la gente como buenas personas.
Algunos
personas tóxicas pueden no ser conscientes de que te están robando tu energía
emocional
Sin embargo, conviene dejar
claro que pueden existir casos en que la personalidad del manipulador emocional no
sea vivida de forma consciente. Algunos manipuladores emocionales no son capaces de
darse cuenta que se comportan así, y no se percatan de los efectos negativos que
tienen sus actos en las personas que les rodean.
Las
causas de la conducta tóxica
En ocasiones, no reparan en que
su conducta puede estar causada por situaciones o episodios
traumáticos que vivieron años atrás (o quizás también por
haber mimetizado conductas y actitudes disfuncionales que vieron en sus
padres), y el producto de ello es que su manera de relacionarse con las demás
personas se ve influenciada por estos mecanismos
de defensa que ha ido adquiriendo y consolidando como parte
de su personalidad.
De
ti depende valorar si esa persona tóxica merece una segunda oportunidad
Desde luego, el hecho de que
algunos vampiros emocionales no sean del todo conscientes de que están
dilapidando tu bienestar emocional no es excusa para que no te plantees
seriamente cómo resolver, de un modo u otro, el malestar que
crean en ti.
Es cuestión de detectar el
problema a tiempo y tomar las medidas oportunas y justas:
en algunos casos una charla sincera y de tú a tú puede surtir efecto y
reconducir la situación. En otros casos, tal vez la mejor solución para ambos
sea poner distancia de por medio.
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