Hay patrones de pensamiento que son una auténtica trampa en la que caemos una y otra vez.
Nuestra
mente tiende a la repetición, a volver a lo conocido,
a lo que nos da comodidad, a repetir conductas que aunque nos hagan
daño las volvemos a poner en práctica. Es importante conocernos y
observarnos para saber qué es lo que nos está haciendo mal y
producir cambios saludables para alejarnos de esa zona que nos genera
sufrimiento.
Estar
dentro de un círculo vicioso
implica hacer una y otra vez un mismo acto, repetir una escena, una
situación, obteniendo los mismos resultados o similares. Esto
provoca la sensación de falta de salida, ausencia de alternativas,
incapacidad de elegir otra cosa diferente. Estar en un círculo
vicioso es sentirse en un callejón sin salida.
Romper con el círculo vicioso de la mente:
“Siempre
me pasa lo mismo”, “No tengo suerte”, “¿Para qué intentarlo
si no voy a poder?”: estas creencias nos autolimitan y detienen la
construcción de nuevos caminos al desarrollarnos como personas. Por
lo general, esto es provocado por una baja autoestima, falta de
seguridad y autoconfianza a la hora de la toma de decisiones, o por
malas experiencias pasadas que obstaculizan
el presente o provocan miedo al futuro.
Registramos
el malestar y el padecimiento y sospechamos que están ligados a una
determinada situación (consumo de sustancias, trabajo desgastante,
relaciones tóxicas) pero muchas veces, en vez de intentar solucionar
el problema, este malestar nos paraliza y hace que entremos en la
queja, la preocupación, la confusión, sensación de vacío. El
círculo vicioso por el que estamos transitando queda invisibilizado;
sentimos los efectos desagradables, pero cuesta detenernos a
observarnos y analizar la totalidad de la situación.
Nos
quejamos, sufrimos, nos molestamos, sin darnos cuenta de que para
salir de esa repetición perjudicial tenemos que tomar decisiones que
nos permitan romper con ese círculo que nos genera desgaste y
sufrimiento.
Los tipos de círculo vicioso
Conocer su existencia te permitirá detectarlos y salir de su trampa:1. Girar dentro un trabajo desgastante
Si
nuestro trabajo no nos satisface, no nos motiva o padecemos maltratos
en él, probablemente
tengamos sentimientos de frustración, impotencia, desgana,
falta de reconocimiento y de oportunidades de crecer laboralmente.
Esto provoca que nos cueste arrancar la jornada laboral, que deseemos
que no llegue el día lunes y que esperemos con todas nuestras ganas
la hora de huir de ahí.
Una
gran traba para decidir romper esta dinámica es el miedo.
En este caso, podemos llegar a tener miedo de iniciar una nueva
búsqueda laboral y no conseguir trabajo, miedo a encontrar un
trabajo con condiciones más adversas que las actuales, miedo a ganar
menos dinero y vivir más ajustadamente.
No
hay recetas mágicas ni únicas, pero una de las herramientas a
implementar en esta situación es animarse a tomar la decisión de
buscar nuevas posibilidades laborales y marcarse objetivos concretos,
con un plazo. Por ejemplo, tomarse el tiempo de investigar ofertas
laborales, usar el boca en boca para contarle a nuestros allegados
que estamos interesados en conseguir un nuevo trabajo, no actuar
impulsivamente y sin pensar. Tomar una decisión lleva tiempo y
diferentes pasos, el primero es animarse.
2. Girar dentro de una ruptura complicada
Cuando
ya sientes que estás emprendiendo el difícil proceso de olvidar a
tu ex y te das cuenta de que era una relación que no te hacia bien…
¡esta añoranza reaparece! Justo en ese momento clave, donde
recordaste las cosas negativas, te enojaste, dijiste que ya se
terminó, llega un mensaje o un tímido y sugerente me gusta en
Facebook y tu reacción emocional ante esto indica que la
semilla de esa trampa mental sigue ahí.
Te
preguntas por qué no darle otra oportunidad, después de todo no era
tan mala la relación… O sí, pero bueno, es más fácil volver a
lo conocido, a repetir historias viejas que, aunque sospechemos qué
resultados podrían tener las armamos igual, quizás con la esperanza
de que esta vez sea diferente. Pero lo más probable es que mientras
hagamos lo mismo (y dejemos que nos hagan lo mismo) los resultados
serán tristemente los mismos.
Probablemente
lo
que nos obstaculice a romper este círculo sea el miedo a la soledad
y
a no volver a ser amada/o, o sentirse dependiente de la otra persona,
creyendo que sin él/ella no se puede vivir bien. La confusión entre
amor y necesidad nunca es buena.
Una
relación de amor es una relación de respeto, confianza y libertad.
Estar enamorado/a no es sinónimo de estar esclavizado/a. Si te
sientes así, decide lo mejor para tí, busca
relaciones sanas y tu mente y cuerpo te lo agradecerán.
3. Girar dentro de una adicción a sustancias
Las
adicciones a sustancias son un problema de salud provocado por el
consumo compulsivo de drogas capaces de producir dependencia, tanto
física como psicológica. El círculo vicioso se instala cuando el
consumo se torna desmedido, descontrolado, compulsivo. Esto es,
consumir por consumir, consumir porque se necesita, porque el cuerpo
o la cabeza lo piden.
El
dejar de consumir por sus propios medios es algo muy difícil
y casi imposible para la persona adicta. Se requiere de contención y
tratamiento especializado para poder romper con ese círculo
peligroso y hasta mortal.
Después
del consumo compulsivo, vienen los efectos de la abstinencia, con la
cual se vuelve necesario retomar el consumo. Después de esto es
probable que la persona adicta se sienta culpable, frustrada o
enojada consigo misma. Pero si el círculo no se rompe, luego de
estos sentimientos y pensamientos, puede volver el consumo una y otra
vez, en lugar de reflexionar y decidir cambiar.
Reorientarnos hacia la vida saludable
Permanecer
girando una y otra vez en círculo no
nos permite un crecimiento personal ni un bienestar emocional.
Al detectar nuestro círculo vicioso, podemos salirnos de la queja y
preguntarnos por qué nos pasa lo que nos pasa, para poder empezar a
transitar un camino diferente en un proceso de cambio muy
interesante.
No hay comentarios:
Publicar un comentario