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miércoles, 15 de noviembre de 2017

CÓMO DETECTAR SI ESTÁS DENTRO DE UN CÍRCULO VICIOSO MENTAL

Hay patrones de pensamiento que son una auténtica trampa en la que caemos una y otra vez.


 



 


Nuestra mente tiende a la repetición, a volver a lo conocido, a lo que nos da comodidad, a repetir conductas que aunque nos hagan daño las volvemos a poner en práctica. Es importante conocernos y observarnos para saber qué es lo que nos está haciendo mal y producir cambios saludables para alejarnos de esa zona que nos genera sufrimiento.

Estar dentro de un círculo vicioso implica hacer una y otra vez un mismo acto, repetir una escena, una situación, obteniendo los mismos resultados o similares. Esto provoca la sensación de falta de salida, ausencia de alternativas, incapacidad de elegir otra cosa diferente. Estar en un círculo vicioso es sentirse en un callejón sin salida.

Romper con el círculo vicioso de la mente:

Siempre me pasa lo mismo”, “No tengo suerte”, “¿Para qué intentarlo si no voy a poder?”: estas creencias nos autolimitan y detienen la construcción de nuevos caminos al desarrollarnos como personas. Por lo general, esto es provocado por una baja autoestima, falta de seguridad y autoconfianza a la hora de la toma de decisiones, o por malas experiencias pasadas que obstaculizan el presente o provocan miedo al futuro.

Registramos el malestar y el padecimiento y sospechamos que están ligados a una determinada situación (consumo de sustancias, trabajo desgastante, relaciones tóxicas) pero muchas veces, en vez de intentar solucionar el problema, este malestar nos paraliza y hace que entremos en la queja, la preocupación, la confusión, sensación de vacío. El círculo vicioso por el que estamos transitando queda invisibilizado; sentimos los efectos desagradables, pero cuesta detenernos a observarnos y analizar la totalidad de la situación.

Nos quejamos, sufrimos, nos molestamos, sin darnos cuenta de que para salir de esa repetición perjudicial tenemos que tomar decisiones que nos permitan romper con ese círculo que nos genera desgaste y sufrimiento.

Los tipos de círculo vicioso

Conocer su existencia te permitirá detectarlos y salir de su trampa:

1. Girar dentro un trabajo desgastante

Si nuestro trabajo no nos satisface, no nos motiva o padecemos maltratos en él, probablemente tengamos sentimientos de frustración, impotencia, desgana, falta de reconocimiento y de oportunidades de crecer laboralmente. Esto provoca que nos cueste arrancar la jornada laboral, que deseemos que no llegue el día lunes y que esperemos con todas nuestras ganas la hora de huir de ahí.

Percibimos el malestar que nos ocasiona el trabajo que realizamos o las condiciones en las que se da el clima laboral, pero si estamos en el círculo probablemente giraremos en él con quejas, enojos y frustraciones, pero sin hacer algo que cambie esa situación.
Una gran traba para decidir romper esta dinámica es el miedo. En este caso, podemos llegar a tener miedo de iniciar una nueva búsqueda laboral y no conseguir trabajo, miedo a encontrar un trabajo con condiciones más adversas que las actuales, miedo a ganar menos dinero y vivir más ajustadamente.

No hay recetas mágicas ni únicas, pero una de las herramientas a implementar en esta situación es animarse a tomar la decisión de buscar nuevas posibilidades laborales y marcarse objetivos concretos, con un plazo. Por ejemplo, tomarse el tiempo de investigar ofertas laborales, usar el boca en boca para contarle a nuestros allegados que estamos interesados en conseguir un nuevo trabajo, no actuar impulsivamente y sin pensar. Tomar una decisión lleva tiempo y diferentes pasos, el primero es animarse.


2. Girar dentro de una ruptura complicada

Cuando ya sientes que estás emprendiendo el difícil proceso de olvidar a tu ex y te das cuenta de que era una relación que no te hacia bien… ¡esta añoranza reaparece! Justo en ese momento clave, donde recordaste las cosas negativas, te enojaste, dijiste que ya se terminó, llega un mensaje o un tímido y sugerente me gusta en Facebook y tu reacción emocional ante esto indica que la semilla de esa trampa mental sigue ahí.

Te preguntas por qué no darle otra oportunidad, después de todo no era tan mala la relación… O sí, pero bueno, es más fácil volver a lo conocido, a repetir historias viejas que, aunque sospechemos qué resultados podrían tener las armamos igual, quizás con la esperanza de que esta vez sea diferente. Pero lo más probable es que mientras hagamos lo mismo (y dejemos que nos hagan lo mismo) los resultados serán tristemente los mismos.

Probablemente lo que nos obstaculice a romper este círculo sea el miedo a la soledad y a no volver a ser amada/o, o sentirse dependiente de la otra persona, creyendo que sin él/ella no se puede vivir bien. La confusión entre amor y necesidad nunca es buena.

Una relación de amor es una relación de respeto, confianza y libertad. Estar enamorado/a no es sinónimo de estar esclavizado/a. Si te sientes así, decide lo mejor para tí, busca relaciones sanas y tu mente y cuerpo te lo agradecerán.


3. Girar dentro de una adicción a sustancias

Las adicciones a sustancias son un problema de salud provocado por el consumo compulsivo de drogas capaces de producir dependencia, tanto física como psicológica. El círculo vicioso se instala cuando el consumo se torna desmedido, descontrolado, compulsivo. Esto es, consumir por consumir, consumir porque se necesita, porque el cuerpo o la cabeza lo piden.
El dejar de consumir por sus propios medios es algo muy difícil y casi imposible para la persona adicta. Se requiere de contención y tratamiento especializado para poder romper con ese círculo peligroso y hasta mortal.

Después del consumo compulsivo, vienen los efectos de la abstinencia, con la cual se vuelve necesario retomar el consumo. Después de esto es probable que la persona adicta se sienta culpable, frustrada o enojada consigo misma. Pero si el círculo no se rompe, luego de estos sentimientos y pensamientos, puede volver el consumo una y otra vez, en lugar de reflexionar y decidir cambiar.

Reorientarnos hacia la vida saludable

Permanecer girando una y otra vez en círculo no nos permite un crecimiento personal ni un bienestar emocional. Al detectar nuestro círculo vicioso, podemos salirnos de la queja y preguntarnos por qué nos pasa lo que nos pasa, para poder empezar a transitar un camino diferente en un proceso de cambio muy interesante.


lunes, 13 de junio de 2011

El síndrome de burnout o síndrome de quemarse por el trabajo

Consecuencias del burnout.
1.-Consecuencias para el trabajador
El trabajador se va viendo afectado poco a poco en su salud, debido a la exposición a unas determinadas condiciones de trabajo que no le resultan controlables, a pesar de poner en juego todos sus recursos personales (INSHT, 2006). Se produce un deterioro general: cognitivo, emocional, conductual y físico.
Los síntomas de burnout pueden ser agrupados en físicos, emocionales y conductuales (Cherniss, 1980 b) (Maslach, 1982):

a.Síntomas físicos: malestar general, cefaleas, fatiga, problemas de sueño, úlceras u otros desórdenes gastrointestinales, hipertensión, cardiopatías, pérdida de peso, asma, alergias, dolores musculares (espalda y cuello) y cansancio hasta el agotamiento y en las mujeres pérdida de los ciclos menstruales.
b.Síntomas emocionales: distanciamiento afectivo como forma de autoprotección, disforia, aburrimiento, incapacidad para concentrarse, desorientación, frustración, recelos, impaciencia, irritabilidad, ansiedad, vivencias de baja realización personal y baja autoestima, sentimientos depresivos, de culpabilidad, de soledad, de impotencia y de alineación. Predomina el agotamiento emocional, lo que lleva a deseos de abandonar el trabajo y a ideas suicidas.
c.Síntomas conductuales: conducta despersonalizada en la relación con el cliente, absentismo laboral, abuso de drogas legales e ilegales, cambios bruscos de humor, incapacidad para vivir de forma relajada, incapacidad de concentración, superficialidad en el contacto con los demás, aumento de conductas hiperactivas y agresivas, cinismo e ironía hacia los clientes de la organización, agresividad, aislamiento, negación, irritabilidad, impulsividad, atención selectiva, apatía, suspicacia, hostilidad, aumento de la conducta violenta y comportamientos de alto riesgo (conducción suicida, juegos de azar peligrosos).
Estos síntomas tienen unas consecuencias negativas hacía la vida en general, disminuyendo la calidad de vida personal y aumentando los problemas familiares y en toda la red social extralaboral del trabajador, debido a que las interacciones se hacen tensas, la comunicación termina siendo deficiente y se tiende al aislamiento.

2.-Consecuencias para la organización
Los síntomas burnout tienen también consecuencias laborales negativas que afectan a la organización y al ambiente de trabajo y se manifiestan en un progresivo deterioro de la comunicación y de las relaciones interpersonales (indiferencia o frialdad); disminuye la productividad y la calidad del trabajo y, por tanto, el rendimiento, que afecta a los servicios que se prestan. Surgen sentimientos que abarcan desde la indiferencia a la desesperación frente al trabajo; se da un alto absentismo, con una mayor desmotivación, aumentan los deseos de dejar ese trabajo por otra ocupación con un creciente nivel de desmoralización y se puede llegar o a una reconversión por parte de afectado profesional o al abandono de la profesión.

Si la organización no favorece el necesario ajuste entre las necesidades de los trabajadores y los fines de la institución, se produce una pérdida de la calidad de los servicios como consecuencia de todo ello, que no es más que la expresión de una desilusión.