Esta extraña alteración mental fue conocida hace tiempo como "histeria", y Freud teorizó sobre ella.
Conocido
anteriormente como histeria, el
trastorno por conversión adquirió su fama a finales del siglo XIX,
siendo la mayoría de personas diagnosticadas mujeres, de las que se
pensaba que estaban reprimidas por la sociedad que las envolvía.
Por
otro lado, el mismo Sigmund
Freud propuso que este trastorno tenía su origen un
sentimiento reprimido de cólera o en conflictos internos no
resueltos,
utilizando la hipnosis como remedio principal para esta alteración.
En
la actualidad, se ha investigado con mucha más profundidad,
denominándose también como trastorno disociativo, alteración
mental en la que la persona abandona
inconscientemente el control a la hora de integrar emociones o
experiencias
y manifestando el malestar mediante síntomas físicos.
¿Qué es el trastorno de conversión?
El
trastorno de conversión hace referencia a todo un conjunto de
síntomas que interfieren en la conducta humana y que aparentemente
toman la forma de una afección neurológica. Sin embargo estos
síntomas no corresponden a ninguna alteración física diagnosticada
ni se pueden justificar por ninguna otra enfermedad.
Actualmente,
la principal característica de este trastorno es la aparición de
síntomas o dificultades que interfieren en la actividad normal de la
persona, tanto a nivel motriz como sensorial, estas dificultades no
son voluntarias y están asociadas a factores o alteraciones
psicológicas.
El
término conversión se utiliza para aludir a la capacidad del
paciente para transformar involuntariamente una alteración
psicológica en un trastorno o dificultad física. Estas capacidades
pueden ir desde la simple dificultad o incapacidad de accionar
algunas partes corporales hasta el uso de los sentidos. Por ejemplo,
se ha documentado que en algunos casos se
llega a experimentar una aparente ceguera.
Como
se menciona anteriormente, las personas que padecen esta afección no
fingen los síntomas, sino que padecen una angustia real, por lo que
no es recomendable afirmar delante del paciente que todas sus
dificultades y dolencias están dentro de su cabeza.
Síntomas del trastorno de conversión
Este
tipo de trastorno tan complejo puede presentar dos tipos de síntomas,
tanto motrices como sensoriales:
Síntomas motores
-
Dificultades en la coordinación o el equilibrio
-
Afonía o perjuicio en la capacidad de emitir sonidos
-
Problemas de contención urinaria
-
Parálisis o debilitamiento de alguna zona corporal, llegando a afectar a la totalidad del cuerpo
-
Problemas en la deglución
-
Desvanecimentos
-
Distonía
-
Crisis psicógenas o convulsiones
Síntomas sensoriales
-
Déficits en la visión: ablepsia o visión doble
-
Problemas del sentido auditivo
-
Pérdidas en la percepción del tacto
Causas y factores de riesgo
A
pesar de no estar establecidas de forma concisa las causas del
trastorno por conversión, se teoriza que los síntomas anteriores
están relacionados con la aparición de algún conflicto psicológico
o algún
evento estresante.
Por
lo general, las señales aparecen de forma súbita tras que la
persona vivencie alguna experiencia traumática o estresante. Se ha
observado que los pacientes que padecen este trastorno habitualmente
cursan también con:
-
Enfermedades físicas
-
Trastornos disociativos
-
Alteraciones de la personalidad
Sin
embargo, el trastorno por conversión también puede darse en
personas aparentemente sanas, existiendo una serie de factores de
riesgo que convierten a estos sujetos en un blanco fácil para este
trastorno.
-
Estrés excesivo
-
Traumas emocionales
-
Pertenecer al sexo femenino
-
Familiares con trastornos de conversión
-
Experiencias de abuso tanto físico como sexual
Diagnóstico
Existen
varios pasos a seguir para realizar un diagnóstico de trastorno de
conversión adecuado. El primero de todo se debe realizar una
distinción de si la persona padece realmente de un trastorno de
conversión o, si en cambio, está fingiendo los síntomas.
Aunque
puede resultar una labor complicada, las personas con tendencias a
fingir síntomas suelen buscar la obtención de algún beneficio con
el fingimiento, esta motivación puede ser económica, emocional,
necesidad de atención, etc.
A
continuación, se ha de excluir
la posibilidad de que se trate del impacto de una enfermedad
neurológica,
dado que habitualmente esta enfermedad toma formas parecidas a la de
un trastorno neurológico como la cefalea, la epilepsia o la
esclerosis.
Por
lo tanto es de vital importancia que el personal clínico descarte al
cien por cien cualquier posibilidad de una enfermedad neurológica
subyacente, para esto el especialista en neurología deberá realizar
un examen exhaustivo del paciente.
Asimismo,
en necesario eliminar la posibilidad de que se trate de otro tipo de
trastorno, como un trastorno facticio o el Síndrome de Munchausen
por poderes. En el primero la persona finge los síntomas con la
intención de eludir obligaciones o ser el centro de atención; y en
el segundo uno de los padres o bien un cuidador, crea síntomas
ficticios o provoca algunos otros reales en el menor.
Finalmente,
y con el objetivo de elaborar un diagnóstico lo más ajustado
posible, es necesario que el paciente presente los siguientes
criterios diagnósticos presentes en el Manual Diagnóstico y
Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM):
-
Presencia de una o más dificultades que interfieren en las funciones motrices o sensoriales que insinúan la presencia una alteración neurológica o médica.
-
Existencia de eventos, experiencias o conflictos anteriores que puedan estar asociados a la sintomatología.
-
El conjunto de síntomas no son provocados de forma consciente o voluntaria.
-
La sintomatología no se justifica por la presencia de otra alteración o afección médica, ni por el consumo de sustancias.
-
La sintomatología origina un clínicamente significativo, interfiriendo en los distintos ámbitos de la vida cotidiana del paciente y necesitando atención médica.
-
Con conjunto de síntomas no se restringe a dolor o déficits en la función sexual , no aparece durante un trastorno de somatización y no se debe a la aparición de otro trastorno sexual.
Tratamiento y pronóstico
El
punto fundamental en el tratamiento del trastorno por conversión es
el suprimir o disminuir el origen del estrés, o por otra parte
trabajar
con los eventos traumáticos que haya vivido el paciente,
para así reducir el nivel de tensión en este.
Por
otra parte, es necesario eliminar las ganancias secundarias o
beneficios que el paciente pueda estar obteniendo de este
comportamiento, aunque no sea plenamente consciente de ello.
Habitualmente,
la
sintomatología puede ir remitiendo automáticamente,
durando desde días hasta semanas y llegando a remitir
automáticamente. Sin embargo, existen una serie de recursos e
intervenciones las cuales pueden favorecer al paciente. Estos son:
-
Explicación de la enfermedad
-
Psicoterapia
-
Terapia Ocupacional
-
Tratamiento de otros trastornos presentes como la depresión o la ansiedad
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