Nos gusta pensar que somos personas racionales y que las emociones toman
el control solo de vez en cuando. Sin embargo, mientras más
profundizamos en la mente humana, más nos damos cuenta de que nuestras
decisiones, actitudes y comportamientos están determinados por numerosos
factores, muchos de los cuales escapan a nuestra conciencia.
1. Efecto Pratfall – Cometer errores nos hace más simpáticos
Muchas personas están obsesionadas con no cometer errores. Les
avergüenza tropezar en público o equivocarse al dar un discurso. El
miedo a cometer un error es tan fuerte que en algunos casos llega a
convertirse en una obsesión. Como resultado, la persona se concentra
tanto en prevenir los fallos que su desempeño se resiente e incluso es
probable que transmita una imagen lejana, fría o snob.
Sin embargo, según el Efecto Pratfall,
cometer un desliz delante de los demás aumenta nuestro atractivo, hace
que seamos más simpáticos. Así lo demostró un estudio realizado en la
Universidad de Minnesota donde se les pidió a las personas que evaluasen
cuán agradables y simpáticas les resultaban los participantes de un
concurso. Así se pudo apreciar que los participantes catalogados como
más agradables eran aquellos que cometían deslices y no los que tenían
un desempeño impecable. ¿Por qué? Simplemente porque las personas los
percibían como alguien más cercano y sentían una profunda empatía ante
sus errores.
2. Efecto Pigmalion – Grandes expectativas conducen a grandes resultados
Hace algunos años el psicólogo Robert Rosenthal desarrolló un
experimento muy interesante: les dijo a algunas profesoras de primaria
que algunos de sus estudiantes eran brillantes y que otros tenían
problemas de aprendizaje. Al terminar el curso, los estudiantes
calificados como “brillantes” mostraron mejores notas mientras que
aquellos que supuestamente tenían dificultades para aprender, obtuvieron
calificaciones más bajas.
Este estudio nos demuestra que cuando tenemos determinadas expectativas
sobre una persona o incluso sobre nosotros mismos, asumiremos una serie
de actitudes y comportamientos que hacen que esa “profecía” se cumpla,
incluso si no somos conscientes de ellos. ¿Por qué? Porque una vez que
nos hemos formado una imagen, nuestro cerebro prefiere trabajar para
confirmarla en vez de buscar pruebas para contrastarla.
3. Efecto Enfoque – Concentrarse en un aspecto hace que obvies el resto
Daniel Kahneman afirmó que "nada en la vida es tan importante como crees
que es cuando estás pensando en ello". Este psicólogo de la Universidad
de Princeton realizó un experimento muy curioso: les preguntó a las
personas del Medio Oeste de Estados Unidos, cuán felices creían que eran
los californianos. Todos afirmaron que los californianos eran más
felices que ellos. ¿Por qué? Sencillamente porque se enfocaban en la
imagen estereotipada de California y no tenían en cuenta los aspectos
positivos de sus propias ciudades.
En nuestro día a día, también somos víctimas del Efecto Enfoque, que
también se le conoce como “visión de túnel” ya que no somos capaces de
ver más allá de nuestra imagen preconcebida. Esto nos sucede cuando
analizamos las situaciones desde una perspectiva reduccionista y nos
cerramos a valorar otras opiniones, cuando nos centramos tanto en
determinados aspectos que perdemos la visión de conjunto y, como
resultado, llegamos a conclusiones sesgadas que nos pueden llevar a
tomar malas decisiones.
4. Efecto Spotlight – Tus errores no se notan tanto como piensas
Tenemos la tendencia a creer que somos el centro del universo, aunque
sepamos racionalmente que no es así. Solemos creer que estamos bajo los
focos reflectores y que todos nos están mirando. Sin embargo, esta
actitud no es más que simple paranoia, muestra de nuestro egocentrismo,
porque en realidad los demás están mucho menos pendientes de nosotros de
lo que suponemos.
Así lo demostró un estudio realizado por psicólogos de la Universidad de
Cornell, quienes les pidieron a un grupo de personas que usasen una
camiseta con una imagen que les avergonzaba. Después, tenían que estimar
cuánta gente se había fijado en su camiseta. Como podrás suponer, los
participantes creían que muchas personas se habían fijado en ellos,
aunque realmente no era así y en la mayoría de los casos habían pasado
completamente desapercibidos.
5. Efecto Espectador – A más personas, menos probabilidades de que recibas ayuda
Solemos pensar que si nos ocurre alguna desgracia en medio de un tumulto
de personas, tendremos grandes probabilidades de ser socorridos pero en
realidad no es así, más bien al contrario: las probabilidades de
recibir o dar ayuda son inversamente proporcionales a la cantidad de
personas que haya en el lugar. Es lo que se conoce como Efecto Espectador o “difusión de la responsabilidad”.
Este efecto se descubrió en un estudio realizado en las universidades de
Columbia y Nueva York, en el cual los entrevistados escuchaban un golpe
seco que indicaba que otro participante había tenido un accidente en la
habitación adyacente. Cuando las personas creían que estaban solas, el
85% salió corriendo para socorrer al supuesto accidentado pero cuando
pensaban que había más personas cerca, solo el 31% prestó ayuda. ¿A qué
se debe este efecto? Simplemente al hecho de que creemos que la
responsabilidad de ayudar al otro, recae sobre los demás y no sobre
nosotros.
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